
Esto que tienes enfrente es mi trabajo de egreso de la Facultad de Artes. Este es el fruto de 5 años de trabajo que inician desde el querer encontrar mi propio discurso ajustado al tiempo y al lugar en el que me tocó vivir. La crisis del 2002 es el primer gran suceso que vivimos quienes nacimos luego del retorno a la democracia en Uruguay, un trauma que mucha gente aún sigue digiriendo.
En 2020 una pandemia sacude al mundo y el mecanismo de defensa se activa. Con mis compañeras del Taller López de la Torre iniciamos un proceso de trabajo en la casa de Mario Bennabi, su archivo y su comunidad. La cocina de la casa conecta con la comunidad, que conecta con el archivo y que este vuelve a conectar con la casa y Mario. Solo falta que una pieza se mueva para que active este mecanismo.
El archivo me reveló que el 2002 fue un año memorable para el barrio, su club lo llenó de orgullo al coronarse campeón amateur de todo el país. Los propios hinchas organizaron 18 años después una olla popular en lo de Mario. Entre dibujos y guiso este barrio me enseño a querer una camiseta que aspira a la gloria eterna de estar para su gente… sobre todo en las malas.
El espíritu de Mario aún recorre las calles de Pueblo Victoria. Un hombre que con su cámara captó la imagen de su comunidad y puso manos a la obra para que esta saliera adelante. Dejó un legado que trasciende los estados de la materia y que inspira el deseo de construir un mundo mejor. No tengo dudas de que alguien del barrio le reza por las noches.



































